La soberanía nacional está en riesgo.
El que en menos de una semana cuatro funcionarios del gobierno de Estados Unidos critiquen la actuación de las autoridades de nuestro país en la lucha contra la delincuencia organizada es más que una serie de casualiades.
Las declaraciones del subsecretario del Ejército de Estados Unidos, JOSEPH W. WESTPHAL; de la secretaria de Seguridad Nacional, JANET RENO; del director nacional de Inteligencia, JAMES CLAPPER; y hasta del sheriff de Pinal, Arizona, PAUL BABEAU, reflejan una tentación intervencionista de parte de Estados Unidos.
No se trata de una casualidad y, desde luego, tampoco son errores verbales que puedan quedar superados con una rectificación, como ocurrió en uno de esos casos.
Esta tentación no es nueva. Militares de Estados Unidos han planteado la intervención en México por el supuesto de contener a la delincuencia hacia su país.
Durante los primeros meses del gobierno del presidente FELIPE CALDERON, Estados Unidos intentó intervenir más directamente en nuestro país, con el pretexto de apoyar la lucha contra la delincuencia organizada.
El presidente del Comité de Inteligencia del Congreso de Estados Unidos, SILVESTRE REYES, el 8 de junio del 2007, reveló que los gobiernos de ambos países pactaban la puesta en marcha de un “Plan México”. La intención era adaptar “un plan similar” al que se aplicó en Colombia a finales del año 2000, el cual incluía la participación directa de tropas de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla.
La indiscreción de REYES obligó a los gobiernos de México y de Estados Unidos a replantear el proyecto, mismo que ahora se conoce como “Iniciativa Mérida”, el cual permite a agentes norteamericanos a permanecer en nuestro país so pretexto de ayudarnos a luchar contra el crimen organizado.
No olvidemos que para justificar el Plan Colombia, los funcionarios del gobierno de GEORGE BUSH bombardearon al Congreso de Estados Unidos con declaraciones en el sentido de que las autoridades de Colombia no tenían la suficiente capacidad para enfrentar al narcotráfico y a la guerrilla.
Hoy nuestro país esta ante una ofensiva declarativa (al menos por ahora) de parte de importantes funcionarios de Estados Unidos que pretenden hacer creer que México está en vías de convertirse en un desastre para ellos.
Ciertamente, nuestro país atraviesa por momentos de grave crisis; sin embargo, lo en verdad importa es lo que en Estados Unidos crean o les convenga creer.
No desconozcamos que hace pocos años dijeron que en Irak había armas químicas e invadieron ese país. No existía tal armamento. Se lo dijeron los iraquíes y expertos que envió la ONU.
La situación es delicada. El mensaje es claro: los norteamericanos demandan de más cooperación subordinada y, en esa ruta, crean las condiciones para un mayor grado de intervencionismo.
Por lo tanto, a pesar de la lealtad de nuestro Ejército, hay que estar muy atentos con sus tronantes amenazas porque en la apetencia de invasión está en juego la soberanía del país.
El que en menos de una semana cuatro funcionarios del gobierno de Estados Unidos critiquen la actuación de las autoridades de nuestro país en la lucha contra la delincuencia organizada es más que una serie de casualiades.
Las declaraciones del subsecretario del Ejército de Estados Unidos, JOSEPH W. WESTPHAL; de la secretaria de Seguridad Nacional, JANET RENO; del director nacional de Inteligencia, JAMES CLAPPER; y hasta del sheriff de Pinal, Arizona, PAUL BABEAU, reflejan una tentación intervencionista de parte de Estados Unidos.
No se trata de una casualidad y, desde luego, tampoco son errores verbales que puedan quedar superados con una rectificación, como ocurrió en uno de esos casos.
Esta tentación no es nueva. Militares de Estados Unidos han planteado la intervención en México por el supuesto de contener a la delincuencia hacia su país.
Durante los primeros meses del gobierno del presidente FELIPE CALDERON, Estados Unidos intentó intervenir más directamente en nuestro país, con el pretexto de apoyar la lucha contra la delincuencia organizada.
El presidente del Comité de Inteligencia del Congreso de Estados Unidos, SILVESTRE REYES, el 8 de junio del 2007, reveló que los gobiernos de ambos países pactaban la puesta en marcha de un “Plan México”. La intención era adaptar “un plan similar” al que se aplicó en Colombia a finales del año 2000, el cual incluía la participación directa de tropas de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla.
La indiscreción de REYES obligó a los gobiernos de México y de Estados Unidos a replantear el proyecto, mismo que ahora se conoce como “Iniciativa Mérida”, el cual permite a agentes norteamericanos a permanecer en nuestro país so pretexto de ayudarnos a luchar contra el crimen organizado.
No olvidemos que para justificar el Plan Colombia, los funcionarios del gobierno de GEORGE BUSH bombardearon al Congreso de Estados Unidos con declaraciones en el sentido de que las autoridades de Colombia no tenían la suficiente capacidad para enfrentar al narcotráfico y a la guerrilla.
Hoy nuestro país esta ante una ofensiva declarativa (al menos por ahora) de parte de importantes funcionarios de Estados Unidos que pretenden hacer creer que México está en vías de convertirse en un desastre para ellos.
Ciertamente, nuestro país atraviesa por momentos de grave crisis; sin embargo, lo en verdad importa es lo que en Estados Unidos crean o les convenga creer.
No desconozcamos que hace pocos años dijeron que en Irak había armas químicas e invadieron ese país. No existía tal armamento. Se lo dijeron los iraquíes y expertos que envió la ONU.
La situación es delicada. El mensaje es claro: los norteamericanos demandan de más cooperación subordinada y, en esa ruta, crean las condiciones para un mayor grado de intervencionismo.
Por lo tanto, a pesar de la lealtad de nuestro Ejército, hay que estar muy atentos con sus tronantes amenazas porque en la apetencia de invasión está en juego la soberanía del país.
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